Alicia se sentó rígidamente a la orilla de la camilla en espera del médico. Sus manos estaban entrelazadas, inmóviles y sus labios visiblemente tensos. Alicia respondía a mis preguntas moviendo la cabeza de un lado a otro, o con palabras breves y secas. Al preguntarle, ¿Qué parte de este aborto te tiene más afectada y preocupada?, sus ojos se le llenaron de lagrimas. Ella, fijando la mirada hacia el techo, lamento, “¿Podrá perdonarnos Dios?”
¿Quién presta atención y escucha a mujeres como Alicia?
El aborto es uno de los temas más candentes de nuestros tiempos, políticamente hablando. Aquellos que están a favor del aborto legal, creen fervientemente a la misma vez que la mujer tiene que poseer el control de su fertilidad, que implica desde los contraceptivos hasta el mismo aborto. Por otro lado, aquellos quienes se oponen, niegan a la mujer dicho poder y con frecuencia ofrecen la misma oposición tanto a los métodos contraceptivos como al aborto. Con tal de que su voz política se haga escuchar, ambos grupos terminan presentando el ángulo más extremo de sus posturas.
Para remarcar la necesidad de hacer el aborto legal, accesible y barato, los activistas a favor del derecho de decidir, señalan los horrores de los abortos ilegales antes de 1973. Previo a 1973 miles de mujeres murieron en el intento por inducirse un aborto, ya sea introduciéndose la punta de un gancho de colgar ropa para despegar el feto, o dejándose caer por las escaleras, o incluso dándose una ducha con lejía. Recordando lo trágico de estas muertes, los partidarios a favor del derecho de decidir tienden a pasar por alto los aspectos físico, espiritual y emocionalmente dolorosos del aborto legal en sus argumentos políticos, aunque admiten a la vez que el aborto es una opción que ninguna mujer hace con ninguna ligereza.
Para crear un impacto en la gente y que esta vea los horrores del aborto los activistas antiaborto exhiben fotografías de abortos realizadas en el segundo trimestre. El aspecto de los abortos tardíos en realidad es de horror y una fotografía amplificada diez veces, bajo títulos erróneos ofrece un recordatorio poderoso, aunque distorsionado de la existencia real de un feto. Los partidarios del movimiento antiaborto, hacen declaraciones evidentemente falsas, sobre la capacidad del feto de poder sentir dolor o saber lo que está pasando durante el aborto. Ellos son los que enfatizan las historias de mujeres que han quedado atrapadas en la telaraña del sufrimiento emocional y espiritual después del aborto, como prueba inequívoca de que el aborto causa daño a todas las mujeres. Cada bando tiene algo valido que decir al otro, sin embargo los intereses políticos han sido elevados a tal altura que hace imposible el que cualquiera de ambos lados escuche.
Sin voz dentro del debate están las 3,600 mujeres que cada día tienen un aborto. ¿Cómo se sintieron estas mujeres sobre su experiencia de abortar?” ¿Cómo fue el enterarse de que estaban embarazadas justo en el momento de no querer estarlo? ¿Cómo te sentiste y que pensaste al enfrentar el proceso de decidir qué hacer? ¿Con quién lo hablaste –podría acaso alguien ofrecer ayuda sin juzgarte? ¿Cómo transcurrió la visita en la clínica u oficina del médico? ¿Fue el aborto físicamente doloroso? ¿Cómo es que te sentiste física, emocional y espiritualmente trascurridas dos horas, dos días, dos meses, dos años, dos décadas?
Si es que estas leyendo esté libro, lo más probable es que seas una mujer que está sufriendo de alguna manera después de un aborto. Este libro fue escrito especialmente para ti. Si eres la pareja, padre o madre, o amiga(o), de una mujer que haya tenido un aborto y te sientes afligido por dicha experiencia, este libro será de gran ayuda para ti también. El libro explora las muchas razones por las cuales una mujer se embaraza en el momento menos oportuno y la difícil trayectoria que enfrenta hacia el momento de decidir tener un aborto.
La angustia después del aborto casi siempre tiene que ver con otra experiencia dolorosa que has tenido en tu vida y que permanece sin resolver. Quizá esto no tenga mucho sentido por el momento, sin embargo conforme explores cada capítulo del libro probablemente te sorprenderás al encontrar que tus sentimientos sobre el aborto están íntimamente conectados con aquellos relacionados a otros eventos en tu vida.
Muy a menudo, el enterarte que estas embarazada, el tomar la decisión, o solo con ir a la clínica u oficina del doctor, te hace sentir una ansiedad abrumadora. Es entonces que esta ansiedad agita cualquier ansiedad de antaño que habías mantenido apartada de tu conciencia. Es entonces que las emociones de otros momentos y eventos en tu vida te inundan, pero tú piensas que estos sentimientos tienen que ver con la situación presente.
La mayor parte de este libro está dedicado a ayudarte a entender el origen de tu dolor emocional y espiritual, sugiriendo al mismo tiempo algunas ideas para empezar a soltarte de la pena y el dolor, la culpabilidad, la furia o la vergüenza que puedas estar sintiendo. En gran parte este libro está dedicado a ayudarte a entender el origen de tu dolor emocional y espiritual y darte sugerencias para iniciar el proceso de dejar a un lado la pena, la culpa, la furia o la vergüenza que puedas estar sintiendo. El libro contiene ejercicios encaminados a ayudarte a procesar tus sentimientos de dolor, una meditación sobre el perdón y el saneamiento, y sugerencias para rituales de introspección que bien pueden ayudarte durante el proceso de saneamiento.
Antes de comenzar alguna terapia, es necesario que tú sepas bien las capacidades y la filosofía del terapista. Incluso es importante conocer a los autores de los libros que lees sobre algo tan doloroso como son, los sentimientos después de un aborto, Si estas en contra del aborto y has leído hasta este punto, sabes entonces que yo estoy a favor del derecho de decidir. Si estas a favor del derecho de decidir, pueda ser que no estás del todo convencida de que soy tu aliada.
Creo apasionadamente que puedo apoyar el derecho de todas y cada una de las mujeres a ejercitar su poder de decisión en cuanto al embarazo y al mismo tiempo reconocer que dicha decisión puede causar gran sufrimiento. Aunque muchas mujeres no llegan a tener dificultades emocionales o espirituales después de un aborto, yo sé por mi experiencia de 20 años, trabajando con mujeres antes, durante y después del aborto, que muchas de ellas enfrentan más dolor emocional y espiritual del que los estudios actuales sugieren. Trabajé por cinco años como asistente del director de consejería para Plan Parenthood en los condados de San Diego y Riverside y cinco años como Directora de Consejería. He acompañado a mujeres acosadas por grupos de activistas opuestos al derecho a favor de decidir al entrar a la clínica de aborto. Trabajé como voluntaria en una clínica de abortos por un periodo de ocho meses durante los cuales ofrecí asistencia a muchas mujeres durante el procedimiento. Por un periodo de tres años representé la división local de La Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, (National Association of Social Workers) para La Coalición de San Diego a Favor de Decidir Sobre la Salud Reproductiva (San Diego Coalition for Reproductive Choice). Además he fungido como facilitadora de un grupo de apoyo para ayudar al personal de la clínica de abortos con las tensiones emocionales y prácticas del trabajo. De una manera más significativa, a través de este tiempo como consejera en mi posición en Plan Parenthood y en mi oficina de psicoterapia privada, he trabajado con mujeres quienes han sido plagadas con las aflicciones emocionales después del aborto.
El aborto que impactó mi vida más dramáticamente fue el de mi propia madre en 1962, cuando yo tenía 10 años. Después de intentar por tres meses de obtener un aborto legal y seguro en manos de un médico, ella se metió un objeto fino sin filo en su útero para provocarse el parto. Mi madre tiro el feto en la taza del baño varias horas después. En menos de veinticuatro horas ella se sentía gravemente mal con una infección y tuvo que ser hospitalizada.
Siendo aun tan pequeña, no me dejaron visitarla en el hospital y aunque no sabía la causa estaba segura de que ella había muerto. Cuando un vecino menciono que ella pronto estaría de regreso a casa me quede atónita y sentí un gran alivio. Las cosas sin embargo no andaban bien; mi madre duró deprimida y distante por todo el resto del año y la vida familiar estaba llena de confusión, caos y tristeza.
Aprendí a “sobrellevar” el repentino y doloroso cambio en la familia escondiendo mis sentimientos y haciéndome cargo de todo y de todos a mí alrededor. Si faltaba orden en la vida tenía que armarme de valor para tomar el control y crear orden. Gran parte de mi propio crecimiento personal en la última década ha llegado a partir del saneamiento de las heridas causadas por este episodio tan confuso de mi vida en familia. Cuando el aborto crea sufrimiento para la mujer, también causa gran dolor para aquellos que la rodean.
Por último, nunca he tenido un aborto o he estado embarazada. Me quedan aun algunos años de fertilidad y si quedase embarazada accidentalmente, no sé si tendría el bebe o un aborto. Como todas las mujeres, se que sólo puedo tomar esa decisión cuando se presentase el momento.