Cuando Carrie vino a verme ella estaba buscando que le ayudaran con la depresión y la ansiedad removidas por estar en una nueva relación con un hombre amoroso y que la apoyaba. El terror pendiente creado por una relación física y emocionalmente abusiva con su novio anterior estaba explotando a su alrededor y se daba cuenta que sus emociones bien podrían destruir la relación de saneamiento actual. La confundía también el hecho de que no estaba usando con regularidad su diafragma a pesar de que ella no quería quedar embarazada por el momento: su novio estaba criando su hijo por sí solo y muy temprano en la relación le había dicho que no estaba seguro de querer tener más hijos jamás.
Al tomar el historial de Carrie, le pregunte sobre su vida en familia, su carrera académica y trabajo, salud y abuso de drogas y sobre su vida sexual y experiencias con el embarazo. Carrie se puso llorosa mientras contaba la historia de los dos abortos que había tenido en los pasados nueve anos. Ella se seco los ojos, atónita de que aun tenia emociones tan fuertes sobre eventos que creía resueltos desde tiempo atrás.
Después de que dedicamos varias semanas empezando a trabajar en los temas que la habían traído a la terapia originalmente, Carrie giro la conversación hacia sus abortos. No había duda alguna de que en ambos casos ella había tomado la decisión correcta. Un hijo la hubiese mantenido más amarrada a la relación con su ex-novio abusivo que ponía en riesgo su vida y el segundo embarazo varios años después no le hubiese dejado escapatoria. En la terapia ella descubrió que quería tener un bebe desesperadamente y que tenía una convicción profunda de que nunca podría concebir nuevamente.
Al tiempo de su segundo aborto había la preocupación de que el embarazo estaba creciendo la trompa de Falopio. El técnico en ultrasonido fue abusivo y poco profesional con ella; diciéndole “Es una pena que estas matando este bebe en vez de aceptar las responsabilidades de la maternidad.” El doctor, siendo cuidadoso, comento, “No es un embarazo ectópico. Probablemente podrás tener hijos en el futuro.” Desde entonces Carrie sentía que algo estaba muy mal en ella por haber tenido el aborto y estaba convencida de que no podría tener hijos cuando se sintiera lista para tenerlos. Dichos sentimientos eran aterradores y Carrie los enterró muy dentro de ella.
Sus sentimientos habían sido olvidados, pero aun no habían pasado. Carrie se dio cuenta de que su falta de capacidad para usar el diafragma era una manera de poner a prueba el miedo que tenia de no poder embarazarse otra vez. Ella estaba ayudando con la crianza de la niña de dos años de su novio y esto la hacía sentir aun más agudamente consciente del deseo tan grande que tenia de ser madre. Al comprender esto ella pudo finalmente sentir el duelo por los dos bebes que no pudo tener. Antes de esto, ella no había podido procesar este luto porque no contaba con alguien que le diera respaldo al pensamiento que tenia de ellos como bebes o hijos que había perdido.
Al igual que Carrie, algunas mujeres están completamente inconscientes de que el dolor emocional que sienten proviene del aborto. Aunque no estén seguras del porque les resulta dan difícil a ellas mismas, muchas otras mujeres saben que el dolor emocional que están sufriendo es un resultado directo del aborto
A sus 24 anos, Lupe era una mujer que vino a la terapia sufriendo de una profunda depresión clínica. Aun podía trabajar pero no sentía el mismo placer que su trabajo le dejaba anteriormente. Había terminado con su novio seis meses antes pero aun no salía con nadie; excepto por las cenas semanales con su familia, ella no se involucraba en actividad social alguna. Se sentía despreciable, cansada, ansiosa y triste todo el tiempo. Tenía más de un año sintiéndose angustiada y estaba completamente consciente de que sus sentimientos estaban directamente relacionados con el aborto que había tenido hacia un año, pero aun así no entendía el porqué se sentía tan vacía y desesperada.
Lupe era Católica y de una familia bastante conservadora, sin embargo sus preocupaciones sobre el aborto no tenían que ver con el “pecado”, o el quitar una vida humana. El sentimiento más predominante en su depresión era uno de culpabilidad por representar un peligro sentir que podía perjudicar a su novio. Esto nos parecía muy confuso a ella y a mí. ¿Sería que, con mas certeza, esta culpabilidad tenía que ver más con haber causado un grave daño a su bebe? Nos dedicamos a investigar esto a fondo pero aun así ella no sentía como si le hubiera hecho daño a un bebe de verdad. Parecía que estaba tranquila con haber optado por tener un aborto con claridad y concienzudamente y que a pesar de la posición de la iglesia hacia el aborto, no sentía que había quitado una vida.
¿Por lo tanto, porque sentía que había perjudicado a su novio? Ella nunca le había dicho a su novio que estaba embarazada o que había tenido un aborto. ¿Acaso seria que sentía que lo había engañado, que tenía derecho a saber de un embarazo en el que él había participado? Aunque tenía noción de que había sido injusta con él al no decirle esta no era su principal preocupación. Tenía una fuerte sensación de que el continuar en contacto con él sería perjudicial para él; de que le podía hacer daño de una manera misteriosa e indecible.
En la próxima sesión empecé a tomar el historial de las vivencias y experiencias de Lupe. Muchos terapistas toman el historial al principio del proceso terapéutico a fin de tener un bosquejo de la vida del paciente. Esto puede ser de gran ayuda en identificar heridas de antaño y presión en la persona de las cuales no está consciente, pero que sin embargo retroalimentan las aflicciones actuales.
Lupe era la hija más joven de una familia cariñosa y bastante grande. En general su vida había transcurrido sin traumas y se sentía segura del amor que sentía por parte de sus padres y hermanos. Disfrutaba de su experiencia académica, la cual transcurría sin acontecimientos notables y sus experiencias románticas y sexuales eran normales y apropiadas. Al preguntarle sobre el historial médico Lupe me empezó a contar sobre el serio ataque al corazón que había sufrido su papa cuando ella tenía ocho años. Fue entonces que empezó a llorar.
Sus lágrimas y la intensidad de sus sentimientos la sorprendieron y se trato de calmar pero no pudo. Se sintió abrumada y sollozo por varios minutos. Cuando pudo hablar nuevamente me conto lo que había sucedido. Un día al regresar de la escuela encontró a su familia en un estado de miedo y confusión. Su hermana mayor le conto que a su papa le había dado un ataque al corazón y se lo habían llevado al hospital, pero Lupe, al no saber lo que eso significaba, pensó que su papa había muerto. Ella aun era muy pequeña para visitarlo en el hospital de tal modo que no había manera de tranquilizarla de que su papa saldría bien de todo.
A cada uno de sus hermanos(as) mayores se les había asignado una tarea mientras su padre estaba hospitalizado y su madre se quedaba con él en el hospital. Uno de los hermanos se encargo de lavar la ropa sucia e ir de compras. Una de las hermanas mayores cocinaba y mandaba a los hermanitos pequeños a la escuela por las mañanas. Los hermanos de en medio aspiraban la casa y la mantenían limpia, pero a Lupe no le habían dejado ningún quehacer y esto la hizo sentir inútil e insignificante. Este sentimiento de no valer nada se transformo en un sentimiento de culpabilidad por lo que había sucedido-ella llego a creer que ella había causado el ataque de corazón de su papa.
Al contarme esta historia, la cual estaba llena de sentimientos sorprendentes para ella, Lupe se dio cuenta de que la culpabilidad y nocividad que sentía hacia su novio, no eran más que los sentimientos de dolor de su niñez, sobre los cuales nunca había tenido la oportunidad de hablar, entender y resolver. La gran parte de lo que quedaba de la terapia fue dedicada a trabajar con los sentimientos provenientes del ataque de corazón de su papa. Conforme ella exploro el dolor, la soledad y el coraje por haber sido hecha a un lado por su familia durante ese momento crítico, se sintió menos deprimida y ansiosa. Puesto que su depresión había sido severa y duradera, Lupe necesito casi un año hasta que sintió que estaba lista para terminar con la terapia. Durante ese tiempo se había recuperado de la depresión, había recibido una promoción en el trabajo y de nuevo estaba saliendo con alguien.
Tal y como lo demuestran estos ejemplos, puede que la aflicción post aborto se haga dolorosa e inmediatamente obvia, o que también se convierta en un secreto y que se mantenga escondida de la autoconciencia de la mujer. El sufrimiento causado por el aborto puede estar relacionado con muchos sentimientos diferentes. La depresión de Lupe alimentada por la culpabilidad y el coraje por no haber sido incluida al momento de la crisis familiar; la ansiedad y comportamiento confuso de Carrie fueron causados por la aflicción y el miedo. Las mujeres además de experimentar depresión, culpabilidad, miedo y aflicción después de aborto, también sufren muchos otros sentimientos dolorosos e inaceptables. Estos otros incluyen aflicción “excesiva”, arrepentimiento, vergüenza y herida espiritual.
Puede que los sentimientos dificultosos no se hagan presentes clara y directamente. Puede que una mujer se esté sintiendo inquieta o agitada y teniendo dificultad para conciliar el sueño, pero que no tenga la menor idea sobre lo que le este agobiando. De hecho bien y puede estar desarrollando una depresión seria. Por otro lado alguna otra mujer puede verse a sí misma atacando verbalmente a aquellos seres más cercanos a ella. Si este comportamiento no es usual en ella puede que esto cause confusión y miedo, aunque podría ser que ella no tenga idea de la asociación que haya entre estos sentimientos de coraje y el aborto, o con otros sentimientos que el aborto haya despertado.
La culpabilidad y la aflicción podrían ambos estar profundamente ocultos. Puede que no haya expresión externa de estos sentimientos, excepto que ella podría estar evitando el contacto con niños pequeños y bebes. Puede que ella se sienta triste o se deprima cada ano al aproximarse la fecha del aborto, o al aproximarse la fecha del nacimiento del bebe, pero no percibir la relación entre sus sentimientos y el significado del aniversario. Por otro lado, otra mujer podría sufrir un grado de aflicción que ella considere fuera de proporción a como ella se sintió respecto al embarazo. O puede que se sienta “fuera de control” y que este sentimiento la haga sentir confundida. Puede que la aflicción excesiva no tenga nada que ver con el aborto, pero más bien tenga que ver con el dolor y la aflicción que no pudo sentir al ser abandonada o al morir alguien cercano a ella.
Algunas mujeres sienten miedo después del aborto. Puede que ellas no reconozcan que este mismo está relacionando con el aborto dado que se puede desarrollar lentamente. Puede también que se sientan con miedo de representar un peligro para los demás (como Lupe), se convenzan de que nunca podrán embarazarse, o que el miedo de embarazarse otra vez sea tan grande que tengan miedo de tener relaciones sexuales. Este miedo más bien puede parecerse a una pérdida súbita o lenta en el interés por el sexo.
Puede que la vergüenza incremente al paso del tiempo pero que no se le asocie conscientemente con lo del aborto. La vergüenza y la culpabilidad no son la misma cosa. La culpabilidad es el sentimiento negativo de haber lastimado a alguien o haberle hecho algo a alguien a sabiendas que esto no era lo correcto. La vergüenza es el sentimiento de ser una persona malhecha; de que en lo más profundo de tu ser simplemente eres una persona defectuosa. La vergüenza se puede presentar como una autoconsciencia debilitante, o como un sentimiento de desprecio y bajo autoestima.
El arrepentimiento es más directo. Algunas mujeres sienten que simplemente tomaron la decisión incorrecta al momento de tener un aborto. Puede que se encuentren a sí mismas autocriticándose, juzgándose o siendo ásperas hacia los demás. Ellas puede que culpen a alguien más por haberlas forzado a tener un aborto que ellas mismas jamás hubiesen querido tener. El arrepentimiento puede ser arrebatador porque pareciera que jamás habrá otra manera de sentirse diferente.
El aislamiento es un componente principal de la aflicción que viene después de un aborto. La sensación de que el tener un aborto le hace sucia, mala o pecaminosa, puede dejar a la mujer aislada en sus sentimientos de dolor. Para la mayoría de las mujeres que se sienten tristes por dentro después del aborto, su infelicidad es un secreto bien guardado. Muchas mantienen esta infelicidad secreta aun de ellas mismas por medio de mecanismos inconscientes de negación. Los secretos tienen una manera de podrirse y ser perjudiciales al paso del tiempo.
Manuela estuvo en un taller informativo que yo presente a un grupo de trabajadores sociales sobre el libro de Peace After Abortion. Ahí, ella conto la historia de su aborto por primera vez en su vida. Se había embarazado cuando jovencita y había tenido un aborto ilegal. Tenía la certeza de que si sus padres se enteraban de que estaba embarazada se sentirían terriblemente defraudados en ella, de tal manera que tuvo un aborto aun a sabiendas de que ella creía que era un pecado.
Cuando se caso en sus años veintes, se sentía demasiado avergonzada del aborto como para decirle a su esposo. Tuvieron dificultades al concebir un bebe y estaba convencida de que Dios la estaba castigando por haber tenido un aborto. Se sentía como un peligro para su esposo, porque ahora su castigo le hacía daño a su esposo por igual y que le estaba mintiendo al no decirle que todo esto era su culpa. Eventualmente quedo en cinta y tubo un embarazo difícil y un alumbramiento con riesgos durante el cual casi perdió la vida. Ella tomo estas dificultades como prueba de que tenía que pagar un alto precio por su pecaminosidad.
¡Esta mujer había sufrido absolutamente sola por treinta años! Ella cargo todo ese tiempo con su sentido de pecaminosidad, su sentimiento de que merecía castigo y con su creencia de que Dios, quien podía perdonar a cualquier otra persona, nunca la perdonaría a ella.
Puede que estos bosquejos describiendo los sentimientos te sirvan de ayuda en identificar que es lo que pasa dentro de ti misma. Puede que tengas claro con que sentimiento has estado luchando y porque. O también puede suceder que te sientas confusa porque pareciera que varios de los sentimientos te resultan problemáticos. Sin embargo al manifestarse la aflicción que viene detrás del aborto, te encuentras ya en el camino hacia la sanación. El primer paso es el entender tus sentimientos. Los siguientes capítulos se enfocan en las emociones con las que estas batallando y muchos traen ejercicios que te ayudaran a procesar dichas emociones. El noveno capítulo, Hablando Sobre El Tema y el capitulo diez, El Perdón A Si Misma, La Expiación de Culpa y Rituales contienen ideas sobre cómo continuar y profundizar el proceso de saneamiento.